Sujeción y Derriba-miento
Para
efectuar cualquier tipo de manipulación o pro-cedimiento sobre el ganado
bovino, es indispensable para el médico veterinario zootecnista ejercer cierto
grado de sujeción que controle la actividad y los movimientos del animal.Dicha
sujeción puede ir desde el control etológico que se ejerce sobre el animal a
través de la voz, hasta la total restricción de la actividad y la completa
inmovilización que producen algunos agentes químicos. Ante anima-les
potencialmente peligrosos o de gran tamaño, suele emplearse una combinación de
recursos psi-cológicos, físicos y químicos de sujeción.
En
todo momento se debe estar conciente de la responsabilidad que implica mantener
el control ab-soluto de la vida de los animales, y preocuparse por su bienestar
y tranquilidad. El empleo de adecuadas técnicas de manejo conduce a mejorar los
sistemas de producción.
Es obligación del veterinario realizar su
trabajo con los animales de la manera más adecuada, para evitarles dolor
innecesario y ayudarles para no su-frir el menor trastorno etológico.
Cuando se tiene sujeto a un animal y se
realiza sobre él cualquier técnica de manejo, se tener presente que, en muchos casos,
éste tiende a escapar del dolor y no puede evitar la sensación de miedo. Los
bovinos son grandes y fuertes y, si bien, no son muy rápidos como los caballos,
son lo suficientemente ágiles para contrarrestar la fuerza del hombre. Para
lograr la suje-ción eficaz de los bovinos debe considerarse:
Se
debe tener suficiente práctica en la ejecu-ción de los métodos de contención.
Contar
con el conocimiento adecuado del com-portamiento de los animales, para
manejarlos inteligentemente, en lugar de tratar de superar-los a base de
fuerza.
Tener
equipo resistente, de tamaño adecuado y en buen estado, además de habilidad
para ma-nipularlo.
El
método de sujeción a emplear debe ir en re-lación al procedimiento a realizar
sobre el ani-mal.
Algunos
de los métodos de sujeción que se descri-ben en esta sección no se utilizan con
el ganado lechero, ya que este ofrece menos dificultades de sujeción que el
ganado de carne. En términos gene-rales, lo que se necesita para el controlar
del ganado lechero son establos comunes, cabestros y sistemas de corrales y
pasillo. En los bovinos de carne, por el contrario, para inmovilizar
adecuadamente a los ani-males se suele requerir de pasillos de separación,
potros de contención, etcétera.
Hay algunas cosas que debemos tener en men-te
cuando se trabaja con bovinos: En primer lugar, nunca se debe confiar en toros
de raza lechera, que aunque son tranquilos y dóciles en apariencia —so-bre todo
cuando han recibido una atención regular de los encargados— no se puede
predecir su con-ducta y es un error respaldarse en su apariencia tran-quila y
dócil. Siempre que se trabaje con ellos, se debe estar seguro de tenerlos
completamente inmovilizados.
Los toros de carne no son tan agresivos como
los toros lecheros, pero distan mucho de ser dóciles
y tranquilos, por lo que
deberá manejárseles con precaución. Siempre que el ganado de carne se ten-ga
que sujetar de pie, deberá colocarse en una prensa o potro de contención, ya
que estos animales son demasiado grandes y fuertes para ser sujetados
únicamente con cuerdas.
Las vacas lecheras deberán permanecer sujetas
el menor tiempo posible. Ellas están acostumbradas al manejo, pero son animales
excitables y temen a lo que no les resulta familiar. Con frecuencia se
moles-tan y se resisten a métodos complicados de sujeción, pero pueden
someterse a otros más simples.
El
manejo y sujeción del ganado cebú es uno de los más difíciles de realizar ya
que son animales nerviosos y temperamentales.
Los animales maltratados aprenden a
reaccio-nar de una manera violenta. El abuso de los bastones eléctricos o
garrotes produce animales agresivos con mala disposición. El manejo de los
animales debe ser siempre con la mayor suavidad posible, se deben evitar
gritos, manganas y amarres innecesarios ya que lo único que provocan es
entorpecer la labor.
Cabestros
El cabestro es el menos
rudo de los métodos de sujeción para el ganado bovino. También es el más
común, si se considera todas sus variantes.
El cabestro improvisado es quizá el más
versátil de todos. Su versatilidad se debe a que se le puede confeccionar con
cualquier tipo de soga, desde cáña-mo duro hasta nylon o polipropileno. La
fácil colocación de este implemento permite que con frecuencia sea empleado
como fuente única de sujeción.
Narigón
El
narigón es un instrumento inapreciable en la su-jeción de los bovinos, aunque
puede llegar a lasti-marlos mucho, sobre todo cuando se utiliza
inapropiadamente. Con el narigón y una compuer-ta de cabecera o establo con
cepo es posible mante-ner al animal de pie y quieto para la ejecución de muchas
técnicas, como inyecciones intravenosas y tratamiento de la pododermatitis. El
narigón inflige con
lentitud para no pisarla. La cadena no debe col-gar del anillo cuando los toros
estén sueltos en un corral o cuando no sea posible observarlos una vez al día.
La cadena puede llegar a atorarse en la male-za o en una cerca y el toro puede
quedar atrapado lejos del alimento o agua.
El uso de una pértiga fija al anillo nasal
permite que los operadores se mantengan alejados del ani-mal reduciendo la
posibilidad de un accidente.
Sujeción por
la nariz
En
algunos casos los animales se tornan reacios y se echan dentro de las jaulas de
contención. En este caso, se afianza la nariz del animal colocando la palma de
la mano sobre una fosa nasal para impedir la respiración. Si el espacio y las
instalaciones lo permiten, se coloca el otro brazo alrededor de la cabeza del
animal para sujetarlo mejor. Cuando este trata de respirar, mueve con fuerza la
cabeza en to-das direcciones tratando de escapar de la sujeción, pero se sostiene
el agarre hasta que el animal se desespera por falta de aire y se incorpora.
No
obstante este manejo, algunas reses resultan más listas y empiezan a respirar
por la boca. Si esto sucede, se mantiene la boca del animal cerrada mientras se
le sujeta por la nariz. El animal se incorporará ante la incomodidad.
Sujeción por
la cola
De vez en cuando es
necesario sujetar un animal distrayéndole mientras se aplican otros métodos de sujeción.
El agarre por la cola resulta muy eficaz
dentro de los pasillos para impedir su retroceso cuando se le está castrando.
Por ejemplo, pararse a un lado del animal, tomarlo por la cola cerca de la base
de ésta y tirar de ella hacia arriba y por encima del lomo. En términos
generales, el animal no coceará mientras se le sostiene del rabo en esta
posición.
Algo que debemos de tener siempre presente es
que la cola de los bovinos no es tan fuerte como la de los caballos y estos
animales nunca deberán ser jalados bruscamente de
ella; sus vértebras caudales puede dislocarse fácilmente por esta mala
práctica se manejo.
Torcimiento
del rabo
Cuando algún animal esté
reacio a moverse o a en-trar por un pasillo o puerta, puede obligársele a
en-trar retorciéndole su cola. Siempre deberá tenerse cuidado para que la
torcedura no sea tan fuerte que rompa el rabo.
Los
métodos que se pueden usar con eficacia son dos: El primero consiste en hacer
un lazo con la cola; el segundo, es formar una S empujando hacia arriba. Para
aplicar cualquiera de estos métodos, uno asegurarse de estar a un lado del
animal para no sufrir lesiones.
Flanqueo de
becerros
El
flanqueo o sujeción por un flanco es uno de los métodos que se usa con eficacia
para inmovilizar becerros pequeños hasta 300 kg. Para hacerlo, pri-mero se
acorrala o laza el becerro para capturarlo.
Muchas de las técnicas de manejo que se
utili-zan para animales de carne o leche, como la aplica-ción de etiquetas,
tatuajes, castración, cuidado del cordón umbilical e inyección de vitaminas,
puede efectuarse mientras se sujeta a los becerros por un flanco y se
inmovilizan contra el suelo
Derribo de
ganado
El derribo se refiere al
hecho de obligar a un animal a echarse sobre uno de sus costados mediante una
serie de presiones aplicadas sobre sus músculos y nervios mediante sogas
cuidadosamente colocadas y ajustadas.
Esta forma de sujeción sólo se debe emplear
cuando es necesaria la inmovilización casi absoluta del animal y no se dispone
de jaula ni mesa reclinable.
Antes de derribar al animal se inspecciona el
piso donde este va a caer, para asegurarse de que no haya piedras, terrones ni
cualquier otra cosa que pueda provoducirle cortaduras o abrasiones. De ser
posible suficiente dolor para
impedir que el animal intente escapar, pero no le hace daño.
Para controlar manualmente a un animal por la
nariz, sitúese a un costado del mismo a la altura de la cabeza, volteando hacia
la misma dirección en que el animal mira. Sujételo por la nariz utilizando con
firmeza el dedo índice en una fosa nasal y el pulgar en la otra. No espere a
que el animal se so-meta dócilmente a la sujeción con la mano, lo más probable
es que sacuda la cabeza con fuerza de un lado a otro y de arriba hacia abajo.
En ocasiones este procedimiento es suficiente
para sujetar al animal sin necesidad de aplicar el na-rigón; si no lo fuera,
coloque el narigón con rapidez en su lugar con la otra mano y oprímalo para
cerrar-lo. Esto hará que el animal inmediatamente deje de mover la cabeza de un
lado a otro.
El narigón debe tener un pequeño tramo de
soga. La manera correcta de usar el narigón es colo-carlo en lo ollares y
jalarlo cuidadosamente hasta que el animal gire su cabeza hacia un lado; dar
dos vueltas con la soga a un poste o tubo y hacer que algún asistente sujete el
extremo de la misma: Ja-más se debe amarrar la soga, ya que el animal pue-de
echarse y romperse la nariz antes de que haya tiempo para soltarlo.
Anillo nasal
Independientemente del
sistema que se utilice, con-forme los toros se acercan a los 12 meses de edad
es necesario colocarles un anillo nasal. Un vaquero con experiencia o un
veterinario pueden aplicar el anillo mientras el animal está convenientemente
sujeto.
En
este caso, se usa un anillo autoperforante que se coloca a una distancia de 1
pulgada por den-tro de la punta de la nariz, haciéndolo pasar a tra-vés de los
tejidos blandos y delgados que separan las fosas nasales.
Colocar una cadena ligera en el anillo como
una medida adicional de seguridad facilita el manejo de este. El largo de la
cadena debe ser el suficiente para que llegue al piso. Los toros aprenden a
caminar conviene usar algo de cama para amortiguar la caída.
El ganado muy grande puede ser fácilmente derribado por el método que se describe a conti-nuación: Se hace un nudo corredizo con el cual se abarca la base de los cuernos y después se dirige la cuerda por el borde dorsal del cuello hasta el tercio superior de esta región, cuyo punto se enlaza. Se vuelve a enlazar por detrás de la espalda y se da otra lazada a nivel de los ijares, dirigiendo el extremo de la cuerda hacia atrás a lo largo del sacro. Si se quiere derribar el animal del lado izquierdo, seda el tirón del lado derecho o viceversa. Todo esto se realiza manteniendo al animal sujeto por un cabestro a un poste o argolla a una altura de 18 pulgadas por encima del suelo. Debe utilizarse esta técnica con gran precaución, ya que puede ocasionar complicaciones de la preñez o desviación del abomaso a causa de la torsión, o meteorismo por hacer que el animal permanezca mucho tiempo sobre su costado.
Evidencia.